Cuando un lugar se convierte en hogar

Vivir el hogar.

Pureza y simplicidad. Quietud y fluidez. Ornamento y función. Cuidado. Luz, espacio y solidez. Sencillez y talento artístico. La curva de una buena acción. Verdad y percepción. La ceremonia. Elementos sensuales para el alma.

Un lugar se convierte en hogar cuando uno se vuelve sincero. Entonces la casa es el lugar donde se puede encontrar la verdad y la libertad. Uno puede vestirse para protegerse y proyectar una imagen digna, sin embargo, la creación de un hogar tiene que ver con la afirmación de una imagen.

Un lugar se convierte en hogar cuando quien lo guía no es ni público ni privado. Una casa no es el espejo de la imagen de uno mismo ni el ambiente para cultivar esa imagen, no tiene nada que ver con la imagen, pero sí tiene que ver con la persona que no necesita una imagen.

En términos de diseño, una filosofía como ésta valorará la pureza de los materiales naturales empleados  sin adornos, saboreará el grano de madera, la onda de la estera, la aspereza de la piedra sin  pulir.

Sin embargo, ya que no existe una división real entre el  mundo interior y exterior, podemos encontrar la belleza en la perfección de la obra hecha a mano. No es superior ni la belleza natural ni la artificial. La idea es imitar la esencia interior de la naturaleza no su forma exterior, mediante la manipulación de la naturaleza a un elevado nivel de abstracción.

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