Erase una vez… Esta es la primera frase que viene a mi mente cuando me encuentro ante muchos de los muebles y complementos fabricados por Zanotta. Y es normal dado que Carlo Mollino (Turín, 6 de mayo 1905 – 27 de agosto 1973) arquitecto y diseñador volcó su vida desde la premisa de que “todo es permisible con tal de que sea fantástico“.
Ese “don fantástico” junto a una estricta formación como discípulo de Alvar Aalto y Erich Mendelsohn, explota en creatividad, y crea piezas que aún hoy en día forman parte de una exagerada e ilimitada realidad. Si no, como se explica, que el escritorio Scrivania creado en 1949, se convierta por arte y gracia de la subasta en Christie’s, en una obra de arte del mobiliario del siglo XX, vendido por más de 3 millones de dólares. Así es el mundo Zanotta, una irrealidad maravillosamente tangible que nos envuelve en la fantasía y nos transporta con ella.
La firma en 1989 y casi como la actuación de un mago sacando un conejo del sombrero, nos sorprende con Zanotta Edizioni. Una colección especial de objetos de decoración que se ubica en la frontera entre el arte y el diseño.
No cabe duda que con esta colección, la anti racionalidad forma parte importante del proceso, donde una silla tal vez no sirva para sentarse, un teléfono no deba estar sobre la horizontalidad de una mesa, o a primera vista una mariposa sea una banqueta.
La liberación sobre el proceso industrial es la connotación exagerada de la imaginación al estado límite. Zanotta Edizioni es la inspiración entregada a la obra de arte y con un destino de adoración como si de un cuadro se tratase, donde se recurre al movimiento emocional mas que a la banalidad de ser usado como pieza básica y cotidiana.
Es su desestructura estructurada, encontramos la ironía, y el humor. Cuando me encontré de frente con Singer, “la Silla para visitas brevísimas”, descubrí que no solo es una silla de un inmensa belleza: es un objeto de arte en forma de silla.
Lo mismo que con Sirfo, la mesita-pato. Fabricada con una estructura de fundición de aluminio arenado, de color natural y pico pintado en amarillo. Sobre su cabeza, cristal templado de 6mm de espesor.
En la colección me encuentro con Genesio, una cajonera de estructura de madera aplacada con raíz en distintos colores y con los tiradores en bronce representando el Génesis. Simbología espiritual para “el día a día“.
Pero hay una pieza que ha destacado en la galería artística de Zanotta y esa es el Sacco.
Piero Gatti, Cesare Paolini y Franco Teodoro desafiaron al convencionalismo y decidieron que un saco tapizado y con relleno de bolitas de poliestireno, era la manera original para disfrutar de la vida. Su creación no solo ha sido de la más imitadas de la historia del diseño, si no que es estandarte de una filosofía y actitud de libertad. Siéntate, túmbate, tírate, relaja, comparte, diviértete, el saco se adapta a ti, se mueve contigo, refleja tu estado de ánimo, tu personalidad y deja en cada uso, la huella de quien lo disfruta.
La transformación de la marca Zanotta es incuestionable. Tal es así que en su proceso evolutivo crean la colección Trans-Forma con 17 objetos de arte reinterpretados en llave contemporánea por jóvenes diseñadores de Fabrica, un laboratorio internacional de búsqueda y creatividad para conseguir encontrar el futuro presente de esta marca revolucionaria.
