Piero Lissoni

Piero Lissoni | Porro + Living Divani + Boffi …

Entrevistamos a Piero Lissoni, Art director de Porro, Living Divani y Boffi … y desde su estudio de arquitectura y diseño interior, Lissoni Associati Graphx, creador para las empresas más importantes del mundo del diseño.

“A lo largo de todos estos años he plasmado a través de mi trabajo mi propia vida”

IBERMAISON: Cerca de treinta años de trayectoria profesional y muchos reconocimientos en todo este tiempo, ¿cuáles son las claves del éxito de su lenguaje creativo?

PIERO LISSONI: Creo que simplemente he sido un afortunado, pero lo que es verdad es que a lo largo de todos estos años he plasmado a través de mi trabajo mi propia vida, mi pasión por el trabajo, una pasión con muchas cualidades y mucha coherencia, y eso es muy importante.

¿En qué momento siente que se encuentra de su carrera?

A veces me apetecería escapar de mi trayectoria… Cuando pensé que iba a ser arquitecto y diseñador no pensé en llevar una vida libre, si no en trabajar y siempre seguir adelante. Ahora mismo me apetecer seguir haciendo lo que hago.

¿Cuando supo que quería ser diseñador?

Desde niño tenía claro que quería ser arquitecto. Mi padre restauraba muebles y probablemente esta pasión viene de él. Él me enseño la historia de la arquitectura y visité con él muchas ciudades, museos, arquitectura en Europa… Pero lo hizo sin presión, sin empujarme.

¿Cómo se enfrenta a la hoja en blanco de un nuevo proyecto?

Un proyecto siempre implica a mucha gente, no nace sólo en mí, si no que nace dentro de una conversación, y esa conversación pudo sucederse hace un año y, poco a poco, va tomando forma y misteriosamente surge ese proyecto.

Aunque arquitecto de profesión, el diseño ocupa un lugar importantísimo en su carrera, ¿cómo es la relación entre diseñador y arquitecto en su trabajo diario?

Yo soy milanés y el hecho de ser milanés implicaba que tenía que ser arquitecto, pero el hecho de ser arquitecto también implicaba que tenía que se capaz de diseñar, de hacer gráfica, urbanismo… Mi escuela era humanista, en este sentido crezco profesionalmente con esta característica de fusión de disciplinas.

Defina un diseño 10

El que te arropa, el que sientes, el que vives.

¿Y un diseño 0?

El que está hecho únicamente para confundir.

Ha diseñado toda clase de piezas de mobiliario, ¿cuál de ellas le inspira más a la hora de diseñar?

Es totalmente indiferente para mí. A mi me gusta diseñar todo, no pongo límites. Hay cosas que me van mejor, otras menos, pero en un grado que no tiene importancia.

¿En qué o quién se inspira?

La ciencia, la poesía, la literatura, todo es importante. En realidad, mi inspiración es la vida. Soy un humanista. Ah, y un buen café italiano.

Elija un material y un color que le definan

Color: blanco.
Material: cualquiera, bien utilizado. Mal usado, en cambio, no me vale ninguno.

Como diseñador, le gustaría ser recordado como…

Nada. No quiero dejar impronta, no me preocupa. Sí me gustaría, en cambio, ser recordado como una persona interesante, con buenas cualidades.

Elementos básicos de un buen diseño…

El único elemento importante es la historia. Yo cuando diseño un producto, independientemente de lo que se trate, ya sea una cocina, un mueble, una cafetera, lo importante es que en ese momento sea la mayor cosa posible para mí. Actualmente, para que un diseño se convierta en algo grande necesita un ingrediente importante que es la continuidad en el tiempo, pero eso no es algo que pueda decidir yo, lo decide el propio elemento en su entorno.

¿La simplicidad es el mejor camino? 

La simplicidad es la cara publica de la complejidad por eso me gusta pero como ser humano, soy muy complejo.

Defina su diseño en dos o tres palabras.

Nunca he creído en grandes cambios. No soy rompedor. Mi forma de diseñar es coherente y calvinista. Todas mis piezas forman una suerte de alfabeto, están conectadas. En treinta años siempre he sido fiel a una forma de diseñar. Mis diseños son sencillos y complicados a la vez.

¿Cuál es su casa ideal?

Casi vacía. Más o menos tranquila y neutral. No… en realidad me gustaría poder cambiar de casa cada día de la semana. El lunes: un castillo; el martes: una casa de pescadores; el miércoles, un palacio barroco; el jueves, un clásico apartamento parisino del siglo XIX y, por fin, el viernes, en un pabellón de cristal como el de Mies van der Rohe en Barcelona.

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